28 de diciembre de 2010

De los aeropuertos

La planificación de rutas aéreas en Galicia va camino de convertirse en un auténtico despropósito, en una especie de subasta al mejor postor en la que si pones algo más te cambian Valencia por Roma.
La apuesta de la Xunta por coordinar los tres aeropuertos buscaba precisamente todo lo contrario: que A Coruña, Vigo y Santiago dejaran de hacerse competencia y que las actuaciones de unos fuesen complementarias con las de los otros. El asunto merece una parada y reflexión. De entrada, las administraciones públicas deberían presentar datos de retorno económico que demuestren la rentabilidad de gastarse tres millones de euros para que existan comunicaciones aéreas a Amsterdam o Roma. Porque es evidente que las compañías aéreas están exprimiendo esta baza al máximo. Y a renglón seguido bueno sería que pactasen unas reglas del juego aceptadas por todos. Si las tres ciudades consideran que son discriminadas por la Xunta es obvio que alguna de ellas no tiene razón. No se puede discriminar a una sin primar a otra. Cunde la sensación de que Gobierno gallego y Ayuntamientos utilizan los aeropuertos como arma arrojadiza con tintes electorales. Para esto casi sería mejor que cada uno se buscase la vida como buenamente pudiera.

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