Decíamos al inicio de esta semana que no debíamos perder de vista la clave electoral para intentar interpretar los acontecimientos de la actualidad local que se van a producir desde ya y hasta la celebración de las elecciones municipales, el próximo año.
Este factor ha tenido que pesar algo en la decisión que deslizó ayer por la tarde el alcalde, Javier Losada, y que ratificó hoy la concejala de Urbanismo, Obdulia Taboadela. Ningún edificio quedará fuera de ordenación. El Gobierno local era consciente de que el mensaje del Partido Popular estaba calando en la sociedad y que la preocupación iba en aumento. Antes de que la bola de nieve se hiciese demasiado grande, Losada ha preferido rectificar y zanjar una polémica a la que los populares estaban dispuestos a sacarle el mayor rendimiento. El Gobierno local apenas ha bregado en el debate mediático, ha tardado en exponer sus argumentos y ha sido incapaz de desmontar la teoría que día a día se iba impregnando entre la ciudadanía. Las alturas del Plan General no podían convertirse en el Audi que abrió la puerta de salida a Pérez Touriño. Hoy el análisis cobra una vertiente más política, pero de fondo queda el debate sobre las virtudes, que las tenía, del criterio incluido en el Plan General. Las medidas de transformación son de difícil, pero no imposible, explicación. El aparente rechazo social evidencia que realmente son de transformación.
Pues eso.
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