11 de noviembre de 2011

Del derbi entre Deportivo y Celta

Después de varios años, Deportivo y Celta volverán a disputar un partido oficial. Por desgracia será en segunda división, pero eso no resta ni un ápice de emoción y tensión a un un derbi que, como tal, es de máxima rivalidad. El choque fue en muchas ocasiones, en otras no tanto, la gran fiesta del fútbol gallego. Ni siquiera los pocos partidos que jugó la selección galega lograron arrebatar ese título pese a los esfuerzos del movimiento social y político que empujó esos encuentros amistosos. La afición de uno y otro lado sólo concibe la victoria como único resultado que permite dormir a pierna suelta y con una mueca de sonrisa. Sólo vale la victoria. La rivalidad deportiva es buena cuando nos une detrás de unos colores, cuando nos enseña el valor del esfuerzo, cuando implica respeto al adversario. Pero a partir de ahí el terreno es más pantanoso y de consecuencias impredecibles. Prácticamente nadie ha calentado el derbi y el que lo ha hecho ha sido recriminado, incluso por los suyos. Ahí podemos encontrarnos todos. Sólo cabe esperar que ese ambiente tranquilo se mantenga hasta después del partido; y que ese clima en el fútbol permita abrir las ventanas entre dos ciudades, A Coruña y Vigo, que en demasiadas ocasiones se han dado la espalda y aún tienen la asignatura pendiente de mirarse a los ojos. 

1 comentario:

  1. De acuerdo en todo. Yo incluso voy más allá... quiero que el Deportivo gane por la mayor diferencia posible..., sin duda alguna... pero tengo que decir que, al final de temporada, me gustaría que el Celta subiese (también)... quizás sea un deportivista heterodoxo...jeje... pero ¡forza Depor!!!

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