29 de agosto de 2011

De la nueva sentencia sobre Millán Astray

La última sentencia que se conoce sobre la retirada de distinciones a Millán Astray supone un escenario completamente nuevo para una polémica que, por mucho que se empeñe el Gobierno local, no está zanjada. Esta resolución judicial avala la decisión del bipartito de despojar al fundador de la Legión del título de hijo predilecto de A Coruña, en clara contradicción con la sentencia de otro juzgado que rechaza la retirada del reconocimiento en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica. El cambio de escenario es claro. El Gobierno local había anunciado que devolvería sin más el título a Millán Astray porque un recurso no prosperaría. El razonamiento se viene abajo. No estaba tan claro que el recurso no fuese a salir adelante si la discrepancia entre los jueces es tan clara. Y el Gobierno local ya lo sabía cuando anunció que no lo presentaría. Sea como sea, el asunto llegará finalmente al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que resolverá esta diferente interpretación de la ley. Pero al margen de la cuestión puramente jurídica, lo que llama la atención es la resistencia del nuevo Gobierno local a desmarcarse definitivamente de esta figura sancionada ya por la historia. Los esfuerzos del PP por mostrarse como partido moderno y moderado se caen con posiciones como éstas.  

1 comentario:

  1. ¿Sancionada ya por la historia? Será por la historia izquierdista.

    La polémica es puramente mediática. La que se dice izquierda abandonó hace ya tiempo la revolución económica, la que le da sentido: igualar económicamente a la sociedad. La sustituye por otras, como la familiar o la de las drogas, abandonada con la legalización/ilegalización del consumo de cannabis en tiempos de Felipe González.

    Como la política económica que desarrollan es la que les marca la derecha, les urge adoptar signos de identidad izquierdista y estos no los encuentran en el presente sino en el pasado. Desarrollan así una revolución cultural en la que dan su visión de la historia de España, que pretenden colar con dogmatismo como la única válida. Adoptan incluso una dialéctica marxista cuando tachan de revisionistas a quienes discrepan. También el comunismo ortodoxo llamaba revisionista a Andrés Nin y acabaron por cargárselo.

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