16 de diciembre de 2010

Galicia: que nos guarden el secreto

Primero fue A Coruña, gústame, y ahora Galicia, ¿me guardas el secreto? El segundo lema turístico no deja de ser un contrasentido.
Lo que busca es precisamente lo contrario, que los que nos visitan cuenten por ahí las bondades de esta tierra y que los que no lo han hecho sientan la curiosidad de descubrirlas. Quizá Galicia es lo que es precisamente porque muchos guardaron el secreto, porque nunca fue destino masivo de turistas y porque todavía quedan playas casi vírgenes, muy diferentes a esos arenales asediados por hoteles y apartamentos. Muchas veces nos lamentamos del feísmo que caracteriza muchos de nuestros núcleos urbanos y no percibimos la belleza de esta tierra hasta que algún foráneo se queda pasmado, con los ojos abiertos, en el monte de Santa Tecla, al sur, en la playa de San Jorge, al norte, en la Ribeira Sacra, en el interior. Por eso, uno a veces tiene la tentación de pedir que se cumpla ese lema y que los que vengan a visitarnos nos guarden el secreto, para siempre.

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