La obsesión por el ahorro y la austeridad no deja de sorprendernos. Este año el Ayuntamiento de A Coruña no repartirá bolsas entre los que bajen a las playas a celebrar el San Juan.
Hasta el momento desconocemos a cuánto asciende el ahorro de semejante medida, pero más allá de su cuantía es obvio que cada uno puede llevarse su bolsita de casa, recoger lo que baje al arenal y depositarlo en un contenedor si hay sitio, o en sus proximidades si está hasta arriba. Es más, los jóvenes que van a la playa siempre llevan bolsas para transportar la comida y la bebida con la que se agasajan en esta mágica noche. Y aún más, la imagen que ofrecen los arenales al día siguiente con toneladas de basura esparcidas es impresentable. Pero no hay fiesta en la ciudad que aglutine a mayor número de personas, no hay celebración en A Coruña que una de forma tan contundente a diferentes generaciones y no hay evento que tenga un centro neurálgico tan claro, las playas, pero que al mismo tiempo encienda una luz en todos y cada uno de los barrios. Y mientras eso sea así y mientras al día siguiente siga siendo laborable el enfado, con o sin bolsita, no nos lo quita nadie.
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