Hace una semana se cumplían siete años de la muerte del cámara ferrolano de Telecinco José Couso en el Hotel Palestina cuando cubría la guerra de Irak.
Ya prácticamente ni nos acordamos de su figura, pero siete años después nadie se ha sentado en el banquillo de los acusados, a pesar de que todo el mundo sabía que el hotel sobre el que disparó el carro de combate estadounidense era la base de operaciones de la mayor parte de la prensa internacional. Siete años y su muerte sigue impune. La memoria es frágil, pero muchos aún recordamos las conexiones en directo de Jon Sistiaga que narraba lo sucedido en un esfuerzo casi imposible de contener el llanto. Hoy, José Couso es el nombre propio de una injusticia y también el nombre propio de un premio, el de Libertad de Prensa, que en esta ocasión se han llevado el director de la SER, Daniel Anido, y el director de Informativos, Rodolfo Irago. Con su voto, miembros del Colexio de Xornalistas y socios del Club de Prensa han denunciado lo que consideran otra injusticia: la sentencia contra dos periodistas que se dedican a buscar la verdad.
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