12 de enero de 2010

Del gallego e Isaac Díaz Pardo

Nadie podrá decir que la trayectoria de la Real Academia Galega haya estado marcada en los últimos años por posturas radicales. Es más: incluso desde los sectores más concienciados con el idioma propio de Galicia le han pedido a la institución más implicación, mayor esfuerzo en la defensa del gallego; más contudencia, en definitiva.
La Academia prepara ahora un informe sobre el borrador de los idiomas en la enseñanza. Salvo sorpresas sorprendentes, permítanme la redundancia, ese informe no será del agrado de Feijóo. Ese informe le dirá al presidente de la Xunta que no se puede dar pasos atrás en la normalización del gallego, que no se puede dar el primer paso atrás desde la transición. La Academia pudo hacer el informe porque sí. Legitimada está para ello. Pero ha sido el propio Feijóo el que dijo que consultaría el polémico borrador, ya no sólo con la Academia, sino también con el Consello da Cultura Galega, del que tampoco se espera una posición muy diferente. El presidente tiene el respaldo de las urnas, pero que no nos confundan. Votamos para que se formase un gobierno, no votamos un referendum de gallego sí, gallego no. Feijóo lo sabe y sabe también que con este tema se mueve en arenas movedizas, que tendrá que hilar muy fino, que para unos el pecado será el exceso y para otros el defecto. La atención mediática mira con lupa el borrador, mientras de fondo se va difuminando la silueta de Isaac Díaz Pardo, apartado primero de Sargadelos y ahora del Instituto Galego da Información, lo que debió ser el origen de un periódico gallego y en gallego. Corren malos tiempos. También para la lírica.

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