Admito que me ha emocionado escuchar en directo a Obama desde Chicago cuando ya sabía que será el próximo presidente de Estados Unidos.
No es fácil sustraerse al magnetismo del hombre que ha encandilado a los norteamericanos y a medio mundo. Pero más me ha emocionado la imagen que a través de las ondas transmitía una periodista de Unión Radio desplazada a la sede de la noche electoral del equipo de Obama. Eran tres mujeres, negras, de tres generaciones, fundidas en un eterno abrazo. La mayor de ellas, abuela, contaba que sólo los que han vivido en Estados Unidos en los años 60 podían comprender qué significaba la victoria de un afroamericano. Relataba orgullosa que ella había sido la primera cajera negra del supermercado de su barrio; un gesto que debería pertenecer a la vida cotidiana pero que fue una pequeña heroicidad. La suma de acontecimientos como ése son los que han permitido que esta madrugada se haya hecho historia. Seguramente la gestión de Obama no alcanzará la expectación que en las últimas semanas se ha levantado, pero el acontecimiento de hoy ya ha hecho feliz a esa abuela.
Quen lle diría os esclavos de antaño, que de servir no pasado para ese país, ese país pasaría agora o poder dun descendete deles... nada é imposible.
ResponderEliminarVeremos nós algunha vez a un presidente español, descendente dun inmigrante das pateras?, ...pode ser, todo se andará ( quen coñece mellor as inxusticias que ós que as padecen?)
Xanthe
La que nos viene encima hacerme caso...
ResponderEliminar