Algunas cosas se han quedado en el tintero en estos días y no quisiera irme (las vacaciones me llaman, pero volveré) sin sacarlas de ese recipiente para plasmarlas en este blog. Pocos, por ejemplo, han reflexionado hoy sobre el hecho de que casi 30 millones de españoles no vieron el partido de ayer que dio la Eurocopa a España.
Y eso que son casi el doble. Aún así, muchos convendrán conmigo en que la selección ha hecho más por el sentimiento de pertenencia a España que años y años de mensaje ultraconservador y crispado del Partido Popular, al margen de la opinión que cada uno tenga sobre la idea de España. "Es como si hubieran salido del armario", me decían hoy en alusión a aquellas personas que han sacado del cajón banderas y camisetas. Como si de una revancha se tratase. Me dejé también en el tintero, y me alegro de haberlo hecho, la polémica sobre el monumento al Che en Oleiros. Y digo me alegro porque al conocer la noticia censuré el tamaño de la estatua y el gasto que supuso para colocarla en la rotonda de Nirvana, allá donde cesa el sufrimiento. Mantengo el segundo reproche y retiro el primero tras haber visto el rostro recortado del revolucionario en el lugar donde, esperemos, quedará para siempre. El monumento mide lo que mide, es obvio, pero grande no es. Tiene el tamaño apropiado para el lugar donde se ha instalado. Intuyo, en todo caso, que Ernesto Guevara se llevaría las manos a la cabeza si alguien que se define como defensor de la Revolución cubana realizase semejante dispendio. Para la despedida, unos versos de Sabina:
Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas,
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas muertas en la almohada.
Lo malo del después son los despojos
que embalsaman al humo de los sueños,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole sin dueño.
Lo más ingrato es encalar la casa,
remendar los pecados veniales,
condenar a la hoguera los archivos.
Los peor del amor es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos.
Hasta pronto.
Eu son unha das que o domingo disfrutou co partido...E só decir :"gracias selección española" xa que por uns intres lográchedes que nos esquecéramos dos problemas reais, por uns intres estivemos unidos sen importar ideais, intereses, conflictos...(inundados dun sentimento patriota,).
ResponderEliminarÉ o máis importante, deixándonos claro que si queremos, podemos
Orixen galega
marquitos... lo de que 30 millones NO lo han visto... o es que NO TIENEN AUDÍMETRO en su casa.... no?
ResponderEliminarPODEMOS !
Tiñan que televisar a inauguración da estatua, que debeu estar divertida. Non entendo de fuchibol nin de paixón polo fuchibol. Inda así, recoñezo que traguei a primeira parte, pero non por iniciativa propia.
ResponderEliminarBoas vacacións, Marcos!
Anónimo II. Es una cuestión estadística y es el único dato que tenemos: de cada tres españoles uno ha visto el partido y dos no. Eso dice el estudio de audiencia. Ni quito ni pongo. Los televisores con audímetros son una muestra y de los resultados de esa muestra se obtienen conclusiones generales.
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