16 de marzo de 2007

De las cargas policiales y Obdulia Tabodela

La primera vez que cubrí una manifestación que derivó en carga policial era aún estudiante y terminé acorralado por un antidisturbios que levantaba una porra mientras yo le enseñaba desesperadamente un micrófono.
Ese día aprendí dos cosas: nunca te metas entre los manifestantes por mucho que quieras contar las cosas desde dentro; y dos, cualquier parecido de la versión oficial del delegado del Gobierno con la realidad es pura coincidencia. En aquella ocasión, Diz Guedes había justificado la carga en que los estudiantes habían lanzado piedras a los antidisturbios, cuando la realidad fue que los estudiantes lanzaron piedras en respuesta a la carga de los agentes. Ese día aprendí además que los ahora llamados efectivos de la unidad de intervención tienen una especie de interruptor que cuando se enciende -cuando reciben la orden de cargar- hace que actúen como robots que atizan a todo lo que se les pone por delante sin atender a mayores razones. Ahora sé también que son entrenados para ello. Por eso, no debemos caer en la tentación de cargar la responsabilidad sobre unos policías que cumplen con su trabajo porque eso es precisamente lo que pretende la persona que les da la orden. Las fuerzas de seguridad del Estado dependen políticamente en la provincia de la subdelegación del Gobierno y ese puesto lo ocupa en A Coruña Obdulia Taboadela, quien además forma parte de la lista del PSOE para las próximas municipales. Esta semana se han producido dos intervenciones de los antidisturbios en A Coruña y en ninguno de los dos casos hubo violencia por parte de los manifestantes. Algún medio de comunicación se empeña en centrar el debate en los problemas de tráfico que ocasionan las movilizaciones. Pero, ¿qué pasa con los puestos de trabajo que se han perdido en Atento, filial de Telefónica, y los que se pueden perder? ¿Qué es más importante? ¿Casi doscientos empleos perdidos o perder media hora en un colapso? Es muy fácil ordenar una carga y mirar para otro lado cuando la gente se queda en la calle.

8 comentarios:

  1. Lo mejor, el título. Es como la película de "El guardaespaldas". Semana movidita por "la Coru" eh! Tanta carga policial...

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  2. Parece que Galicia sigue sumida en esa "Longa noite de pedra"...

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  3. É lóxico que a primeira reacción sexa lembrarse de toda a familia dos policías cando ves as imaxes das cargas e a saña coa que as levan a cabo. A partires de agora tentaremos de lembrarnos das dos dirixentes :-)

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  4. Sanluis: un amigo tuyo ha dejado un comentario sobre ti y un armario en el post "Isla Esmeralda XI" de mi blog...

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  5. Si ésta es la precampaña de Obdulia, espera a que se acerquen las elecciones...

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  6. Yo creo que se puede protestar sin molestar a la demás gente. Parece que en este país dan dinero por manifestarse porque salimos a 1 o 2 manifestaciones por semana.

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  7. EStos traballadores, chamémoslles as mariscadoras, o personal do sergas, os traballadores do concello da Coruña, Atento, e máis que non recordo.

    Esos políticos que falan de xustiza, seguramente a quen lle hai que aplicar esa xustiza é a eles.

    ¿Canto tempo fai que estos colectivos de traballadores están intentando que non lles tomen o pelo estos políticos? Soamente cando molestan ós cidadáns, comeza a haber intención de arreglar as cousas.

    ¿Quen sabía o que ocorría coas mariscadoras ata que cortaron a Ponte Pasaxe? ¿e o que sucede co persoal do Sergas? ¿e o conflicto dos traballadores do concello da Coruña? ¿e o que estaba sucedendo en Atento Coruña ata esta última semana?

    O poder político, e o poder empresarial, xunto coa prensa politizada, fai que os traballadores de a pé aínda votemos contra nós mesmos. Seguramente deberiamos poñernos na pel de esos colectivos de traballadores, que a súa vez son cidadáns, para saber realmente o que se sinte e o que pasaron ata chegar a isto.

    Seguramente eles non quererían chegar a esta situación, pero ó mellor é a única forma que teñen, para que se lle poida escoitar.

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  8. Anónimo6:44 p. m.

    A verdade é que parece que vivimos en estado de sitio. Eu tamén padecín algunha carga de esas nas que case levo a malleira por tratar de facer o meu traballo. O máis triste é que, efectivamente, existen outros xeitos de protesta, pero ou molestas ou non che dan a importancia que deberían.

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