7 de agosto de 2006

Los Riveiro

Pasé el fin de semana con la familia Riveiro, en la Casiña do Monte; una vieja casa rodeada de árboles, medio perdida en Zas y embriagada de una tranquilidad y un silencio sólo roto por el susurrar del viento entre las hojas.
Nos había llevado hasta allí la Festa da Carballeira, pero de este viaje, más que recuerdos de sonidos folk de la gaita de Cristina Pato, traemos enseñanzas del mayor de los Riveiro. Pasa de los 90 años y ahora sólo espera plácidamente su destino, con la paz interior que sólo los hombres buenos pueden disfrutar. “Para ser bo periodista hai que ser boa persoa, para ser bo médico hai que ser boa persoa”, nos dijo. Llegó a Galicia desde Portugal de la mano de su padre. Aquí conocería a la que después sería su esposa. “Esta gárdaa para min”, le dijo un buen día a Dios, antes de irse al Ejército. “Rapazas bonitas –nos explicó- hai moitas, pero esta era ben feitiña e desas non hai tantas”. El mayor de los Riveiro se empeñó en dar educación a sus hijos, aunque eso le obligase a enviarlos de internado a Santiago o a sacarse de encima al Opus Dei que tiempo después anduvo detrás de uno de ellos. “Dicían que estaba tolo e seguramente era verdade”, comentó en relación a los comentarios que su extraño comportamiento generaba entre sus vecinos. “Unha cousa é o que pasou –nos dijo en otro momento- outra a que vos conto e a outra a que vós entendedes”. En apenas dos frases, explicó una teoría de la comunicación que a otros les ha costado sesudos ensayos. Ahora el mayor de los Riveiro, mientras camina apoyado en su bastón, sólo aguarda su destino. “Vémonos o ano que vén”, le dije antes de marchar. “Ti virás, pero eu non estarei; creo que xa merezo descanso e volver con ela”, me contestó. Cuando me vaya, que sea así, como el maestro Riveiro.
La familia Riveiro aparece en esta historia de Rabudo (arriba, en la imagen, aunque no lo parezca, un periodista trabajando).

2 comentarios:

  1. Anónimo11:51 a. m.

    Todo un sabio este bo home e sen necesidade ningunha de doutorados nin cátedras. Está claro que eu tamén quero ser asi cando sexa maior, porque grande, grande xa é don Riveiro.
    Por certo, a próxima vez podías avisar porque a verdade é que se chego a saber que vai alguén apuntábame a ir a Zas que hai tempo que cavilaba en ir a ese festival.

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  2. Menos mal que Marcos non se enterou de que querías ir a Zas e que se librou de ti. É broma, rapaza!!!!!!!! Ai!!!! O señor Riveiro, que gran home. Case que tan grande como o Marcos presentando o programa de Radio Coruña desde o peirao de Trasatlánticos. Ese sí que é un profesional, non o Gabilondo!!!

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