28 de octubre de 2011

Del Deportivo y la decepción

El arranque de la temporada es el de la decepción para todo el deportivismo. La reacción social tras el descenso, los fichajes y la continuidad de figuras emblemáticas, como la de Valerón, hacían presagiar algo muy diferente. Nadie esperaba un paseo militar, de hecho se hablaba del infierno de la segunda, pero incluso los más prudentes pensaban en un Deportivo que mandaría en el campo y en la clasificación, y que pronto se postularía como claro candidato al ascenso. La realidad es mucho más dura que los sueños y la categoría de plata del fútbol español ha vuelto a demostrar que no llega con buenas plantillas y mejores aficiones. Se necesita algo más. A estas alturas sería irracional pensar que el objetivo de la temporada es un imposible, pero parece claro que la derrota en Cartagena debe marcar un punto de inflexión que aleje a los de Oltra de este irregular arranque liguero. En manos del técnico está semejante empresa. El ascenso es para el Deportivo algo más que un deseo; es una necesidad. Ni las prisas, ni las urgencias ni las presiones son buenas consejeras, pero la afición espera un rápido golpe de timón que nos devuelva al rumbo del ascenso.  

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