La cara de la crisis económica

Durante estos años de crisis económica hemos recogido datos y números que evidenciaban la gravedad y profundidad de la situación. Las cifras del paro, los números de la caída de la actividad económica, el desplome de las ventas de viviendas y las evoluciones de la Bolsa han sido algunas de las magnitudes manejadas para explicar qué está pasando. Hoy, le hemos puesto nombre y apellidos al reflejo de la crisis en la realidad. Se llama Esther Roca, pero podría tener muchos otros nombres, porque son bastantes más los que están en su situación. A Esther le pasó todo lo malo que le podía pasar. Y hoy está a punto de perder su vivienda, le debe 20.000 euros al banco y sus suegros, como avalistas, también podrían quedarse sin su piso. Esther está separada y tiene dos niños pequeños. Seguramente la ley ampara la actuación de una entidad financiera que ejecuta con frialdad sus decisiones. Pero por mucho que así sea, a cualquier persona de buena fe le queda una amarga sensación al comprobar lo injusta que a veces es la vida. Es probable que la crisis sirva para que las entidades financieras que sobrevivan sean más fuertes y solventes, pero será un auténtico fracaso colectivo si en el futuro otras Esther Roca ven cómo el banco cierra en sus narices la puerta de su casa.