Del regreso de los chabolistas a Penamoa

En más de una ocasión defendimos el proceso de integración de los chabolistas de Penamoa a través del plan del Ayuntamiento de A Coruña. Entendíamos que era, sobre todo, una oportunidad que se daba a los niños que vivían en el asentamiento y que de otra forma estarían condenados a la marginalidad y, posiblemente, a la delincuencia. Intuíamos también en aquel momento que un proceso tan complicado depararía algún fracaso. Conviene recordar esta posición ahora que algunas familias han decidido volver a Penamoa. Desde esa misma apuesta por la inserción y la integración también es preciso estar en alerta ante movimientos que podrían sobrepasar los límites de las obligaciones de la Administración. Según su propio relato, estas familias disfrutaron de una ayuda municipal para rehacer su vida que sumaba cuarenta mil euros, una cantidad nada despreciable. Transcurridos varios años, parece que ese objetivo no se ha conseguido. Es cierto que los originarios de Penamoa se pudieron encontrar con dificultades añadidas para emprender una vida normal. Y parece claro que el seguimiento de la Administración ha sido insuficiente o inexistente. Pero formar campamentos en Penamoa para forzar más ayudas municipales no soluciona nada y entraña un grave riesgo. El Ayuntamiento tiene ante sí el reto de retomar el proceso de integración sin caer en una solución a golpe de talonario.