Tal día como hoy, apuraba la cena e intentaba acostarme temprano para dar tiempo a los Reyes Magos a hacer ese trabajo que tanto me alucinaba.
Más pronto que ningún otro día del año me despertaba, salía corriendo de la habitación, iba a buscar los regalos y al descubrir que allí estaban volvía raudo al dormitorio para despertar a mi hermano al grito de "¡ya están los regalos, ya están los regalos!". Uno de esos años, al levantarme, nada habían dejado los de Oriente. Me quedé estupefacto, volví a la cama para no despertar a nadie y pensé que quizá la había fastidiado por haber madrugado tanto. Hasta algunos años después no entendí qué había pasado. Quién más y quién menos ha vivido historias como ésta, en las que la imaginación, la ilusión y la magia nos envuelven y nos conducen a un mundo de sueños. Así que mañana por la mañana, madruguemos lo justito. Por si acaso.
Te deseo continues con la misma ingenuidad que tenías cuando eras pequeñito.
ResponderEliminarHace exactamente 33 años, muy chiquitito, ilusionado, esperabas, impaciente, no solo la llegada de los Reyes Magos, y al entrar a tu casa, tus pasitos apresurados, corriéndo hacia nosotros.
Te abrazaste a Juan y le gritaste.....papá....papá.....
Lo recordamos siempre.
Ah....gracias por haberle llamado papá.....No tuvimos hijos....