Vecinos y comerciantes de la segunda fase del polígono de Elviña han expresado hoy su malestar con las obras que convertirán la calle Pablo Picasso en un bulevar.
El Ayuntamiento de A Coruña desarrolla un proyecto para construir aceras más anchas y ampliar los espacios verdes. Pero estos vecinos y comerciantes afirman que se suprimen 150 plazas de aparcamiento y que muchos establecimientos se verán obligados al cierre. Esta tarde, el concejal de Infraestructuras, Esteban Lareo, ha ido a la zona para tratar de calmar los ánimos. El proyecto, en abstracto, parece lleno de virtudes, pero eso no significa que la concreción material sea la idónea. Tenemos que empezar a acostumbrarnos a que el coche particular vaya pasando a un segundo plano, a que el peatón recupere el espacio público y que el transporte compartido sea la primera opción de la movilidad. Esta tarea requiere un trabajo de información y concienciación previa que, por lo visto, en este caso ha sido insuficiente o deficiente. Pero, además, y si es cierto lo que dicen los vecinos, no se puede dejar a la gente sin un sitio donde aparcar. Algo parecido sucede en Orillamar. Comenzaron las obras sin pactar con los residentes los espacios donde podrán dejar sus automóviles. Después a alguno le sorprenderá que allí se origine otro foco de protestas.
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