Los datos sobre los malos olores ofrecidos por el Ayuntamiento de A Coruña confirman las sospechas extendidas en buena parte de la población.
La refinería de Repsol, la planta de basuras de Nostián y la fábrica de harinas animales Ártabra son los causantes de esos hedores que en ocasiones inundan la ciudad y producen una desagradable sensación. Dicen los responsables municipales que esto está disminuyendo, que las empresas están tomando cartas en el asunto, que si antes había 80 días al año con malos olores ahora son sólo, sólo entre comillas, quince días. Algo hemos avanzado. Había que poner coto a una situación que afecta a la calidad de vida de todos nosotros y que ataca directamente a la gran virtud de A Coruña, a lo agradable que resulta vivir en una ciudad de pequeño tamaño, rodeada de mar y con un clima suave. Ahora sólo falta que las empresas antes aludidas realicen ese último esfuerzo que terminen de una vez con una situación que llegó a agotar la paciencia ciudadana.
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