El Colegio de Arquitectos de A Coruña ha elaborado un trabajo de campo sobre los barrios y ha llegado a una conclusión: a los vecinos les importa más la gente con la que conviven que el lugar en si en el que habitan.
Seguramente uno se siente a gusto, cómodo, cuando puede pasear por su barrio, mirar a sus conciudadanos y sentirse seguro y tranquilo, incluso querido. Si la ciudad nos conduce al anonimato, el barrio nos devuelve a otros espacios de convivencia más cercanos, con lo positivo y negativo que eso conlleva. Pero nuestro quehacer diario, nuestro bienestar, también depende del espacio en si, de lo agradables que puedan resultar sus calles, de lo agresivo que pueda ser el tráfico o de lo molesta que sea la contaminación acústica. Por eso, la capacidad de mejora y desarrollo es amplia y las potencialidades enormes. Quizá porque lo más importante, la gente, ya lo tenemos.
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