7 de diciembre de 2011

Del 'macropuente' de la Inmaculada y la Constitución

Estos días no nos cansamos de decir que estamos en una semana rara. Los festivos de la Constitución y la Inmaculada han propiciado un macropuente que ha rebajado la actividad hasta el ralentí, hasta convertir estos días en una semana prácticamente perdida. Algunos empresarios han puesto el grito en el cielo y han advertido de importantes pérdidas económicas y ni siquiera el sector hostelero, salvo algunas excepciones, conseguirá levantar el vuelo. Urge introducir algo de racionalidad en el calendario laboral. Muchos trabajadores que han acudido a sus puestos tienen esta semana la sensación de vivir en un bucle de lunes-domingo-lunes-domingo-lunes-domingo. Las posibilidades de alcanzar un buen rendimiento laboral son escasas, como mínimas son las opciones de disfrutar de los días festivos para los que no tienen puente. Estos días algunas voces apuestan por juntarlos con el fin de semana para evitar la interrupción constante, reducir los puentes y favorecer el desplazamiento a otros lugares de aquellos que no tienen posibilidades de escogerlos. Merece la pena al menos estudiarlo y observar lo que en otros países ya se está aplicando. A partir de ahí será más fácil convencernos de que introducir la racionalidad en el horario laboral puede llevarnos a trabajar más en menos horas, rendir más y reducir el síndrome del trabajador quemado

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