30 de noviembre de 2011
De la muerte de un indigente en A Coruña
La muerte de un indigente, por frío, en la calle de San Andrés en A Coruña ha puesto de nuevo sobre la mesa un problema que padecen las grandes ciudades y que tiene una difícil solución. Tanto las administraciones como diferentes entidades benéficas y solidarias que trabajan con estos colectivos señalan que en muchas ocasiones se niegan a pasar la noche en albergues y deciden hacerlo de forma voluntaria bajo un puente o en un portal. Sólo el trabajo continuo, basado en complicidades y confianza, permite algunos pequeños éxitos. Pero en algunos casos ese esfuerzo es vano y no consigue los objetivos buscados. Estas entidades también subrayan la sorpresa que nos llevaríamos al conocer algunas de las historias vitales de los sin techo: hay personas con una trayectoria normal que por una mala pasada de la vida terminan en la calle. Hoy, el Ayuntamiento ha anunciado que hará un censo de los que duermen bajo el cielo. Es un paso más para saber quiénes son, cuántos son y, en su caso, qué opciones hay para ayudarlos. Porque para una sociedad moderna es muy doloroso comprobar que la exclusión puede derivar en una muerte por frío en plena calle. Y más dolor añade el que seamos incapaces de ponerle nombres y apellidos.
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