15 de noviembre de 2011

El proyecto común tras la cita electoral

En tres días terminará la campaña electoral. Los candidatos apuran los últimos mensajes, tratan de convencer a los indecisos y arengan a los suyos para que no se queden en casa. El viernes, a las doce de la noche, se cerrará el telón del espectáculo de campaña, los cabezas de cartel se retirarán de la escena y comenzará la reflexión. Como habíamos previsto, la economía se lo ha comido todo y el interés por los proyectos concretos, puerto exterior o aeropuerto de Alvedro en nuestro caso, ha quedado totalmente eclipsado por las fórmulas, más o menos claras, para superar la actual situación económica. A pocos días para las votaciones, los mercados castigan la deuda española como si fuese una última advertencia tras haberse cobrado las cabezas políticas de Italia y Grecia. Sea cual sea el resultado el próximo domingo, vencedores y vencidos están llamados a un proyecto común que supere intereses partidistas, alejados ya de las urgencias electorales. No se trata de invocar gobiernos de concentración, pero sí de apelar a la responsabilidad de unos y otros para, en este trance, sumar esfuerzos y defender unos niveles de bienestar que nos habíamos ganado a pulso. 

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