La dirección del Hospital Universitario de A Coruña ha admitido finalmente que se están produciendo episodios de saturación en el servicio de urgencias, tal y como informamos en este mismo espacio la semana pasada.
Estos capítulos son más que previsibles, porque tienen que ver fundamentalmente con los picos de la gripe y sus complicaciones. Y por eso llama la atención que se reproduzcan colapsos como estos cuando existen datos suficientes para planificar el servicio y hacer frente a situaciones que se reproducen año tras año. Hay otro elemento que no debemos soslayar. Cualquiera de nosotros conoce a alguien que se quedó días atrapado en la unidad de observación de urgencias porque no había camas en planta. Y, al mismo tiempo, A Coruña cuenta con un segundo hospital, el Abente y Lago, que, según los sindicatos, está trabajando por debajo de sus capacidades. La organización corresponde a los responsables sanitarios, pero a la vista de la situación parece obvio pensar que son necesarias medidas puntuales y estructurales que mejoren la atención a los pacientes.
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