El sábado Miguel Ríos ofrecerá su último concierto en A Coruña. Está de gira, pero ésta es la de la despedida, con la que dirá adiós a varias décadas sobre los escenarios.
Si Miguel Ríos en vez de ser de Granada fuese de Chicago no sería un cantante veterano. Sería un mito de la música. Así de injustos somos a veces. En los conciertos del 40 aniversario de los 40 Principales muchos se sacaron el sombrero ante su presencia. Algunos artistas más jóvenes que él ofrecieron en aquel festival una imagen decadente, como si el paso del tiempo los hubiese devorado. Pero Miguel Ríos, con más de 60 años a sus espaldas, se plantó en el escenario, saltó, corrió y vibró como si fuese un jovenzuelo recién ingresado en la música. Y allí, ante decenas de miles de personas, gritó que otro mundo es posible. A eso, a iniciativas solidarias, dedicará ahora sus fuerzas, que, por lo visto, aún son muchas. Porque Miguel Ríos se bajará de los escenarios, pero seguro que no se quitará la chupa de cuero.
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