17 de febrero de 2010

Plan general: sin debate

En ocasiones, cuando tratamos de explicar qué es un Plan General de un Ayuntamiento, recurrimos a esa expresión hecha de 'hoja de ruta' para tratar de definir el documento que diseña la ciudad del futuro.
Los planes ya no son esas normas meramente urbanísticas que dicen dónde se puede construir y dónde no. Los planes buscan soluciones al transporte y a las comunicaciones, buscan complicidad en los municipios limítrofes, establecen enclaves de desarrollo económico y tratan de dar respuesta a esa pregunta de "¿Qué quieres ser de mayor?". Después, lo que se hace ya es otro cantar, porque para eso están las modificaciones puntuales. El debate en A Coruña arrancó casi con un discurso filosófico; embobados nos quedamos cuando escuchamos lo que Busquets quería hacer con esta ciudad. Con el tiempo, y en plena exposición pública, llegó la polémica y así terminará mañana el plazo que tienen ciudadanos y entidades para presentar sus alegaciones. El Gobierno local prometió máxima transparencia, pero fue acusado por el PP de ocultar un aspecto del plan que ha preocupado a los ciudadanos: el fuera de ordenación. Han cundido la inquietud y la confusión entre miles de vecinos que no saben a quién creer. A este plazo de exposición pública le ha faltado un debate; un debate público y político que permitiese confrontar directamente lo que dicen unos y otros. Es cierto que periodistas y medios hemos buscado de forma permanente el contraste de lo que dicen de un lado y de otro, pero convertirnos en 'correveydiles' no es un auténtico debate. Ha faltado altura, de los que se negaron al contraste directo de opiniones y de los que han deslizado comentarios que han convertido la inquietud legítima en alarma injustificada.

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