Michael Jackson ha dicho que volverá a los escenarios. Con 51 años. Es uno de esos personajes por los que jamás debería haber pasado el tiempo, pero eso es tan implacable que hasta puede con el Rey del Pop.
Michael Jackson no lo aceptó nunca y se aferró a una infancia que, para él, simplemente no existió. No seré yo quien enjuicie a la persona. A mi tan sólo me corresponde confesar que, como millones de personas en todo el mundo, sentí de adolescente admiración por él como artista. Porque aunque solía rodearse de artificios, coros, grandes músicos y efectos especiales, con sólo un micrófono, un sombrero, unos zapatos negros y unos calcetines blancos podía emocionar al mundo. El vídeo que acompaña este texto es de la canción Man in the mirror que, en otra versión, incluía aquella película-documental que fue Moowalker. Aún hoy, cuando lo veo en youtube, me emociona. Jamás volverá a ser quien fue, jamás entenderé el porqué de la degradación humana, pero sí sé que pasará a la historia como uno de los grandes iconos musicales de los 80 y los 90. Y lo que es más importante: pasará a mi pequeña historia como intérprete de parte de la banda sonora de aquellos maravilosos años.
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