22 de diciembre de 2011

De la lotería, la Navidad y las matemáticas

Cuentan que fue el escritor Robert Heinlein el que acuñó la frase "la lotería es un impuesto que grava a los que no saben matemáticas". Las personas de números también suelen decir que hay más probabilidades de morir atropellado que de ser agraciado con el gordo de Navidad. Si a estos razonamientos sumamos que hay premios mayores con menos repercusión mediática podríamos llegar a cuestionar desde la razón el rito que repetimos todos los 22 de diciembre. Pero no se trata de eso. No se trata de números. El sorteo de este día es lo que es porque une a millones de personas en la sana ilusión de tener algo más para intentar ser algo más felices. El sorteo del 22 es lo que es porque nos anuncia la inminencia de la Navidad. Es cierto que el encendido de las luces de algún centro comercial marca el arranque de esta época del año, pero para muchos sigue siendo el sorteo del día 22 el que nos hace cambiar el chip. La Navidad tiene sentidos muy diversos, desde la devoción religiosa hasta el mero consumismo. Pero nos une cuando paramos y reflexionamos sobre valores humanos que, por desgracia, dejamos apartados el resto del año. De eso se trata. Será que los sentimientos tampoco saben de matemáticas. 

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