22 de junio de 2011

De la niña del velo de Arteixo

Ya en alguna ocasión llamamos aquí la atención sobre la deficiente gestión de un tema tan sensible como el acceso a un colegio de una niña con el velo islámico. El asunto es sensible por lo que implica en términos de integración e igualdad, pero también en términos de respeto a otras culturas. Y es especialmente sensible porque de por medio está simplemente una niña, una menor que se ha visto envuelta en una desatinada polémica de mayores. Hoy, la escalada del despropósito ha dado un paso más cuando la alumna no ha podido acceder al centro a recoger sus notas, a diferencia de sus compañeras y compañeros que sí han podido hacerlo con toda normalidad. Los responsables educativos podrán parapetarse detrás de argumentos relativos a cuestiones del ámbito administrativo, pero las puertas que se cierran ante las narices de una niña producen un daño injustificable e irreparable. ¿Cuál es el mensaje que se está lanzando al resto de alumnos de este colegio de Arteixo? Pedimos en su momento una reflexión profunda y renovamos ahora ese llamamiento. Lo que ha sucedido este curso no debería repetirse. 

3 comentarios:

  1. Es un tema muy complejo que he tenido la "desgracia" de vivir muy de cerca.

    Lo más lamentable es que las autoridades responsables -en este caso, Xunta y Estado- han preferido mirar para otro lado en lugar de abordar de frente un debate necesario y tomar una decisión al respecto.

    De todos modos, que desde febrero que saltó la liebre hasta ahora la niña haya seguido acudiendo al colegio, y se le impida la entrada el último día de clases, me parece una provocación innecesaria, gratuita y chulesca que no procede, sinceramente.

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  2. Resulta "curioso" que el pañuelo en la cabeza de una niña islámica sea una afrenta, dicen, a la laicidad del Estado o a conceptos de rango similar y, en cambio, los uniformes religosos de las monjas (también con la cabeza cubierta) sean admisibles en colegios concertados (subrayo lo de concertados porque son centros financiados por el Estado y, por tanto, la ley establece de forma inequívoca que en ellos se apliquen las mismas normas generales que en los públicos).
    En fin, en el caso de Arteixo -como en otros similares- la hipocresía es mayúscula, la inoperancia del Estado (Xunta y ayuntamiento incluidos) palmaria y la actitud de demasiados padres y profesores ha sido vergonzosa.
    La única víctima es la niña y, aunque no se quiera reconocer o cueste hacerlo, la sociedad gallega también sale perdiendo porque "gracias" a episodios como este es un poco más absurda y las personas se pierden en disquisiciones perversas, inútiles y emponzoñadoras.

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  3. Felix, te doy toda la razón, pero me gustaría aclarar que el Ayuntamiento carece absolutamente de competencias al respecto. Y desgraciadamente lo sé porque en ese momento trabajaba para ese gobierno, y se buscó, por activa y por pasiva, la forma de solucionar un asunto en el que la legislación y separación de campos actual no nos permitió actuar.

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