Ocho años después del inicio del desastre del Prestige empiezan a aparecer las primeras denuncias públicas sobre presuntas irregularidades en la gestión de las ayudas y del dinero aportado por empresas, administraciones o particulares.
Del desarrollo de las investigaciones del Tribunal de Cuentas poco sabemos hasta ahora. Simplemente que se han abierto diligencias previas para saber qué papel jugó el que era presidente de la Comisión de Cofradías, Evaristo Lareo. Habrá que esperar, por tanto, a conocer las conclusiones de ese tribunal para poder ir más allá. Pero, en todo caso, el asunto merece la máxima atención y merece también que la investigación llegue hasta al fondo, para confirmar o descartar esas denuncias. Si alguien se ha aprovechado de una catástrofe ambiental y de la solidaridad de decenas de entidades, su actuación no puede quedar impune. Porque una cosa es que alguien haya gestionado mal una crisis y haya adoptado decisiones equivocadas y otra muy diferente que otros hayan aprovechado el drama para meter la mano en la caja.
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