El resumen del día no puede ser más elocuente. Mientras en Madrid Comisiones Obreras y UGT perfilaban un preacuerdo sobre la reforma de las pensiones, en Galicia parte de los trabajadores ha secundado una huelga convocada por la CIG para exigir el mantenimiento del sistema actual.
La tradicional brecha entre el sindicato nacionalista y las centrales estatales se ha convertido, ya no en una ruputura, sino en un enfrentamiento abierto que descarta cualquier atisbo de recuperación de la unidad sindical. La CIG ha demostrado en A Coruña una importante capacidad de movilización entre los suyos. No todos los días salen más de cinco mil personas, en el peor de los casos, a las calles de la ciudad. Pero, al mismo tiempo, se han confirmado las dificultades de este sindicato para llegar a otros sectores de la sociedad. Y de ahí que el seguimiento de la huelga haya sido tan irregular. Así ha sido este 27 E, jornada de protesta en la calle y de acuerdo en los despachos. Sólo el tiempo dirá si era el menos malo de los pactos posibles o si se ha consumado un ataque al estado de bienestar.
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