9 de noviembre de 2010

Del temporal en Galicia

Si alguien pensaba que este temporal iba a ser una de esas falsas alarmas, estaba muy equivocado.
La borrasca ha azotado con virulencia y ha vuelto a demostrar que la fuerza de la naturaleza puede llegar a ser imparable. Las previsiones meteorológicas cada vez afinan más y al menos aquí disponemos de los mecanismos para alertar a la población. Pero eso no significa que no se pueda seguir mejorando. Alguien debería explicar, por ejemplo, por qué ayer por la tarde, en plena alerta naranja, había operarios que desafiaban al viento y a la lluvia para instalar el alumbrado navideño en el barrio de Eirís. ¿Tanta prisa había? ¿No llegó a su empresa la información? ¿Llegó pero hicieron caso omiso? Las alertas sirven para prevenir a la población, pero también para que, por protocolo, se adopten las medidas que eviten males mayores. Esas instrucciones nos atañen a todos y alguien debería velar por su cumplimiento.

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