En las última semanas, especialmente en los últimos días, se suceden los actos de protesta y las movilizaciones contra el llamado decreto del carbón.
As Pontes y Cerceda ven en esta norma una seria amenaza para sus centrales térmicas e incluso temen por su cierre. A pesar de la gravedad de la situación que dibujan, aún no han sido capaces de coordinar acciones conjuntas que permitan unir sus fuerzas, llamar la atención sobre el problema y obligar al Gobierno central a adoptar medidas que minimicen el previsible impacto del decreto. Porque a estas alturas parece altamente improbable un cambio en una norma que, todo hay que decirlo, supone un gran balón de oxígeno para las cuencas mineras de León y Asturias. Pero siempre se ha dicho que en política todo es posible. Y debe ser posible encontrar los mecanismos que permitan al mismo tiempo la supervivencia de esos sectores y la actividad de las centrales térmicas de Meirama y As Pontes. Que esas instalaciones llegasen a parar tras realizar inversiones tan importantes sería un duro golpe para una comunidad que no se pueden permitir el lujo de tener más fábricas paradas.
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