Inditex va a desembarcar en Sudáfrica. Lo hará el próximo año. La noticia cobra más relevancia porque allí se acaba de celebrar el Mundial, con elogios incluso por su organización.
Los planes de la multinacional de la moda de consumo seguramente fueron anteriores a la celebración allí de la Copa del Mundo de fútbol, pero a nadie se le escapa que un evento de estas características es un enorme espaldarazo para el anfitrión. Algún dirigente político ha intentado buscar un efecto parecido para el ganador del Mundial y ha deslizado que aprovecharán la mejora de la marca España para tratar de impulsar la economía. Decía ayer el líder de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, que los problemas son mucho más profundos y que no los va a solucionar una hipotética fiebre por España. Pero la victoria de la selección se ha convertido en un auténtico balón de oxígeno para un gobierno contra las cuerdas que, por unos días, ha conseguido sacar la palabra crisis de la agenda mediática.
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