La semana pasada, en este mismo espacio, nos hacíamos eco de la llamada de alerta lanzada por el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, sobre los efectos en la lonja de la reducción, drástica, de las cuotas de lirio y cigala. Esa alusión directa a la lonja ha sido el punto de inflexión para que finalmente comprendiéramos, todos, el alcance de los perjuicios de las medidas adoptadas en la Unión Europea.
Hasta ese momento ni medios ni parte de los políticos habían prestado suficiente atención sobre este asunto. Finalmente, hoy, el alcalde, Javier Losada, ha recibido a representantes del sector y se ha comprometido a implicarse en la búsqueda de una solución. Lo hace después de que hace unas semanas su grupo y el BNG rechazasen en pleno una moción del PP que llamaba la atención sobre la situación del sector pesquero de arrastre de fondo. Sería muy fácil ahora decir que el alcalde ha tardado en entender la gravedad de las reducciones aprobadas. Más allá de ese pecado compartido y ahora subsanado, lo que toca es unidad de acción para salir del callejón al que se ha visto abocado el sector. Porque vale más reaccionar tarde que negar la evidencia.
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